EL DISTRITO DE LOS LAGOS
Por: Mariló y Jose.
A principios de este mes de octubre dejamos aparcadas nuestras vidas aquí en la península y partimos rumbo a Inglaterra, a pasar unos días de desconexión en el Distrito de los Lagos, a dos horas de tren hacia el noroeste de Mánchester.
Ha sido nuestra primera visita a Reino Unido así que, aunque no nos pillara desprevenidos, todo nos resultó nuevo y excitante: sus típicos Full English breakfasts, sus Pounds & pence, sus Pints & pies, etc. ¡hasta nos atrevimos a alquilar un coche, de esos de “todo al revés”!
TULAYTULAH
Por: Mariló y Jose.
A principios de mes, decidimos “quitarnos la espinita” y realizar la visita obligada a la Ciudad Imperial, que habíamos ya pospuesto en demasiadas ocasiones.
La otrora verdadera “Nueva York” de su época, la Ciudad de las Tres Culturas, cosmopolita, epicentro del arte y la cultura, antes del declive que produjo la decisión del Rey Felipe II, de trasladar la corte desde Toledo a Madrid, para convertir a ésta última, en la capital de su Reino (en 1561), se elevaba allí, sobre el internacional Tajo, espléndida y señorial, como siempre.
UN PASEO MARISMEÑO
Por Mariló y Jose.
A finales del pasado noviembre, nos fuimos a dar una vuelta por el Corredor Verde del Guadiamar, Dehesa de Abajo, etc; hasta llegar a la frontera Norte del P. N. Doñana.
El día, nublado y ventoso durante la mayor parte del tiempo, nos permitió alguna tregua ocasional, en la que pudimos salir de nuestro “hide-car” y estirar las piernas.
Garzas, anátidas, gaviotas, cormoranes, rapaces y un nutrido grupo de especies de diferentes taxones, iban apareciendo y desapareciendo a sus anchas, pululando por este delicioso entorno natural por el cual nos deslizábamos.
Os mostramos aquí unas instantáneas de nuestros encuentros:
Paseo por Holanda
Por Óscar Rodríguez.
El fin de semana pasado (12, 13 y 14 de enero), nos regalamos un viaje a Holanda, donde pudimos notar el frío y la humedad de los Países Bajos, ademas de ver aves. Os dejo unas fotillos:
SEPTENTRION
Por: Mariló y Jose
Este pasado septiembre, tras trabajar durante un laargo verano, decidimos casi de rebote, pasar unos días recargando pilas en Galicia: esta Pseudo-Escocia, semioculta entre brumas (y leyendas…) que atesoramos ahí arriba, en lo alto de Portugal, en el rincón Noroeste de nuestra cornisa cantábrica.
Con la nariz pegada al escaparate más septentrional de la Península, la Estaca de Bares, y al balcón del cabo, capaz de separar a un mar de un océano, el Cabo Ortegal, observamos, en las pocas ocasiones en las que la densa niebla (que nos perseguía de manera acosadora a cada paso que dábamos…) nos lo permitía, el paso migratorio postnupcial de los Alcatraces atlánticos (Morus bassanus) y demás especies viajeras que se acercaron a vernos. Éstos, cruzaban el horizonte gris de la inmensidad azul del mar, con un vuelo rectilíneo poderoso e infatigable, en un goteo constante que magnetizaba el cristal de nuestras lentes.