DETÉN TU DÍA
Por: Mariló y Jose.
El pasado 27 de abril nos acercamos a conocer la Sierra de Tentudía: Monesterio, Calera de León, Cabeza de Vaca, etc.
Toda la región bullía ya en plena efervescencia primaveral.
Los brotes en las ramas de los Melojos (Quercus pyrenaica), las Peonias (Paeonia broteri), las Varillas de San José (Asphodelus albus), las Jaras y Jaguarzos (Cistus sp.), y toda una paleta multicromada de flores, abrían sus pétalos a la multitud de insectos que zumbaban atareados de un lado para otro.
Abril se divertía, pincel en mano, coloreando el Rebollar que rodea al monasterio, situado sobre el punto más elevado, de la provincia más grande de España, Badajoz.
El espacio aéreo era patrullado regularmente por escuadrones de Buitres (Gyps fulvus y Aegypius monachus) y Cuervos (Corvus corax), con alguna incursión permitida a Milanos (Milvus migrans y M. milvus), Águilas calzadas (Hieraaetus pennatus) o Busardos ratoneros (Buteo buteo).
Mientras que abajo en la tierra, multitud de pajarillos aparecían y desaparecían con sus mejores plumajes, como queriendo competir en vistosidad con las flores: Petirrojos (Erithacus rubecula), Currucas (Sylvia hortensis, S. melanocephala y S. atricapilla), Herrerillos (Cyanistes caeruleus y Lophophanes cristatus), Alcaudones (Lanius senator), Escribanos (Emberiza cirlus y E. cia), etc. etc. etc.
¡Ni rastro del Treparriscos (Tichodroma muraría)!
Mientras nos dirigíamos de regreso a casa durante el ocaso, no pudimos evitar rememorar la célebre frase de Don Pelayo Pérez Correa, quien exclamó en 1247, por motivos muy diferentes a los nuestros, aquello de… “¡Santa María, detén tu día!”.